
Analizar la traducción de la Biblia es un tema, a decir lo menos, fascinante. La Biblia es considerada como el libro más sagrado para religiones como el catolicismo y el cristianismo protestante. Además, es el primer best-seller de la historia y el libro elegido por Gutenberg para ser el primer libro impreso del mundo. A partir de allí, la traducción de la Biblia ha sido imparable. Se ha traducido en idiomas tan apartados a la religión como el chino o múltiples lenguas indígenas.
Sin embargo, religión aparte, la traducción de la Biblia es un proceso histórico muy interesante. Desde las primeras traducciones del Arameo o Hebreo hasta las modernas traducciones al inglés o español. Pero, ¿sabías que en el proceso de traducción de la Biblia se cometieron grandes errores? Sí, errores que hemos arrastrado hasta nuestros días y que han fundado creencias en sí mismas.
Hoy veremos algunos de esos errores que se han arrastrado por siglos y que nos pintan una serie de elementos que no fueron así. Prepárate para un viaje muy curioso sobre la importancia de la traducción, incluso, en la religión y el sistema de creencias.
¿Por qué se hizo la traducción de la Biblia en primer lugar?
Antes de empezar, vamos a aclarar que este análisis lo haremos lo más objetiva y lingüísticamente alejado del tema religioso. Es decir, no entraremos en consideraciones divinas o místicas sobre el texto. Siendo un libro sagrado para varias de las religiones más populares del mundo, no entraremos en juicios de valor. Sólo nos enfocaremos en la traducción de la Biblia como un hecho lingüístico fundamental en nuestra historia. Por lo qué, trataremos de ser lo más respetuosos posibles en su contenido y significación para miles de millones de personas.
Además, los errores de traducción que señalaremos no pretenden, bajo ningún concepto, cuestionar las creencias de ninguna religión. Tampoco, son consideraciones que cuestionan el contenido bíblico. Simplemente, es clave que entendamos que como cualquier otro texto, la traducción de la Biblia también ha sufrido por la mano humana.
O sea, de interpretaciones del traductor que han dado lugar a consideraciones erradas. Este será un artículo muy similar a otro en el que hablamos de errores catastróficos en la traducción. Y más adelante verás por qué. Primero, antes de verlos, vamos a ver cómo fue el proceso de traducción de la Biblia.

No, la Biblia no es un libro escrito por una sola persona
Desde el mito de Inanna y Enki hasta el último best-seller de tu autor favorito, los libros se escriben por pocas manos. Por lo tanto, cualquier libro obedece a una serie de elementos históricos y personales. La ideología del autor, la época en la que se escribe o la finalidad del libro, influyen de manera inequívoca en su contenido.
Sin embargo, muchos libros de nuestra historia no han sido escritos por «nadie». A ver, suena un poco extraño, pero verás que no es tan complicado. Libros como la Biblia se han hecho a partir de la reconstrucción de relatos que existían antes de la masificación de la escritura. La Ilíada y la Odisea son clarísimos ejemplos. Aunque la autoría se le atribuye a Homero, se publicó cientos de años después de su muerte.
Las aventuras de los caballeros, el Popol Vuh o incluso, las leyendas de tu pueblo, no tienen un autor a quién agradecer su texto. ¿Por qué? Básicamente, porque son libros que se han hecho basándose en la tradición oral hasta que alguien decide darle cuerpo. ¿Y qué tiene que ver esto con la traducción de la Biblia? Pues, lo siguiente te va a aclarar mucho el panorama.
La Biblia pasó de la tradición oral hasta el libro que tienes en tu «mesita de noche»
Con la Biblia ha pasado un proceso de transformación peculiar. Muchos de los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, fueron escritos siglos después de su ocurrencia. Por ende, tienen, indefectiblemente, «trazos» de originalidad y «trozos» añadidos por los escritores. Los escribas de la antigüedad, recogieron historias que habían pasado de generación en generación y las plasmaron en papel.
Otros escritos se componen de cartas o textos escritos por los apóstoles o por alguien que los conoció. Por ende, no hay algo así como «el autor de la Biblia», un erudito a quien atribuirle su escritura.
Lo que sí existió, en el caso específico de la Biblia, fue que muchos de los escribas encargados de su redacción, provenían de muchas partes. Es por esta razón que muchos de los textos de la Biblia están escritos en su forma «original» en Arameo, Hebreo o Griego. Adicionalmente, algunos textos están escritos en lenguas regionales y dialectos locales.
Esta multiplicidad lingüística trató de ser vencida cuando Roma, o mejor dicho, Constantino, adoptó el cristianismo como religión. El emperador mandó a hacer una traducción de la Biblia y a unificar sus textos.
La traducción de la Biblia de muchas lenguas al latín
A pesar de que nos hemos saltado miles de años en un par de párrafos, más o menos, podemos hacernos una idea del proceso. La traducción de la Biblia vivió varios procesos de degradación. En primer lugar, cuando pasó de relator a relator como una especie de juego del «teléfono escacharrado» histórico.
En segundo lugar, cuando un escriba tomó ese relato oral y lo pasó al papel, le añadió toques de su imaginación y dejó su impronta. Ahí se perdieron muchas partes «no convenientes» o consideradas impropias. Sin embargo, estos no serían los únicos procesos de deformación de la traducción de la Biblia.
Cuando se organizó el primer concilio que dió pie a la concepción moderna del cristianismo, se encargó la traducción de la Biblia. Eruditos de todo el imperio se reunieron para «pasar en limpio» los relatos usados hasta la fecha. Y he aquí, la primera censura de la Biblia, pues los textos pasaron por un proceso de edición por parte de los primeros monjes cristianos.
En el paso del Arameo, Hebreo y Griego al Latín, los textos sufrieron deformaciones. Se adaptaron a lo que se consideraba «políticamente correcto» y complacer al emperador fue uno de sus objetivos. Aun así, no sería la última vez que la traducción de la Biblia fue manipulada.
La Edad Media y la imprenta, tijeras y gomas de borrar bíblicas
Sin darte una lección de historia híper aburrida, debemos recordar lo que fue la llamada «era del oscurantismo». La iglesia llegó a ser tan poderosa que regía la vida de las personas. O al menos, en gran parte de Europa y el mundo «occidental». Los frailes y monjes dominaban la educación y todo texto pasaba por sus manos antes de llegar a una biblioteca.
Estos monjes oscurantistas, tijeras en mano, hicieron pequeños «retoques» a la traducción de la Biblia. Aún hoy no se sabe cuánto de estas modificaciones han alterado el sentido original de los textos. De hecho, cuando Gutemberg inventó la imprenta y decidió masificar la traducción de la Biblia, debió pasar el examen. Por lo que, la versión que llegó al mundo entero, pasó por una especie de edición eclesiástica previa.
¿Y qué consecuencias tuvieron estas revisiones y adaptaciones de la traducción de la Biblia? Quizá, muchas de ellas se quedarán como uno de los grandes misterios de la humanidad. Pero otras, sí pueden verse como claros ejemplos de errores de traducción. Vamos a ver algunos de los más destacados y que seguramente te sorprenderán.

Los errores más importantes en la traducción de la Biblia
Como hemos visto hasta ahora, la traducción de la Biblia fue un proceso histórico que llevó milenios. Desde las leyendas y cuentos orales hasta la impresión del libro más impreso de la historia. Es clave recordar que la Biblia es, religión aparte, el libro con más traducciones de la humanidad.
Ha «tomado prestado» textos del Talmud y la Torá y, a su vez, ha heredado parte de sus textos a versos del Corán y de otras religiones. Por lo tanto, la traducción de la Biblia es base cultural, religiosa y formativa de más de la mitad del mundo actual. He ahí la importancia de, al menos, conocer cuáles de sus errores de traducción han cambiado desde su texto original. Veamos sólo algunos destacables.
Moisés con «cuernos» en lugar de «rayos de luz»
En el siglo IV, San Jerónimo tradujo la Biblia al latín, creando la Vulgata. O sea, la versión oficial de la Iglesia Católica durante más de mil años. El trabajo de traducción de la Biblia del santo introdujo variaciones en la interpretación de ciertos términos.
No se sabe bien si de forma intencionada o no, pero San Jerónimo tradujo erróneamente un pasaje relacionado con Moisés. Allí, la palabra hebrea qaran que significa «resplandor» fue traducida como «cuernos». Como resultado, en algunas representaciones medievales, Moisés aparece con cuernos en lugar de un rostro resplandeciente. Si ves algunas estatuas y pinturas del patriarca del judaísmo, lo podrás ver más como un ser cornudo y no como un ser brillante.
La Virgen y la «joven» en el libro de Isaías
Este es, probablemente, uno de los errores más importantes en la traducción de la Biblia. En hebreo, la profecía de Isaías usa la palabra almah, que significa «mujer joven». Sin embargo en la Septuaginta, la primera traducción de la Biblia, se escribió como parthenos.
Esta palabra griega se traduce como «pura» o «virgen», refiriéndose a la sexualidad de alguien. Este «pequeño» error de traducción influyó en la interpretación de la profecía sobre el nacimiento de Jesús. Es decir, ¿cuán diferente sería la historia de Jesús si en lugar de nacer de una mujer virgen nace de una jovencita?
El «camello» pasando por el ojo de una aguja de Mateo
Para aquellos que hayan leído la Biblia, seguramente, este pasaje les haya dejado intrigados. Especialmente porque no parece tener sentido alguno o, al menos, en un sentido terrenal. Según la versión traducida, Jesús dijo: «primero pasará un camello por el ojo de una aguja antes que un rico por el reino de los cielos».
El famoso pasaje sobre el camello pasando por el ojo de una aguja podría derivar de un error en la palabra griega: kamelos. Verás, en griego antiguo kamelos (camello) y kamilos (cuerda gruesa), suenan similares. Por ende, una traducción más sensata y lógica sería: «Primero pasa una gruesa cuerda por el ojo de una aguja antes que un rico entrar en el reino de los cielos». ¿Te parece que tiene más sentido ahora?
El número de la bestia en el Apocalipsis
Aunque el número de la bestia se ha popularizado como el temido 666, algunos manuscritos antiguos muestran otra cosa. Según algunos estudios de los textos bíblicos, el libro del Apocalípsis hacía referencia al número 616. La diferencia podría deberse a un error de copiado o traducción en los primeros siglos del cristianismo.
No obstante, algunos historiadores han tratado de entender que este error de traducción de la Biblia ha sido intencional. Estos historiadores han creído que el triple seis se hizo así para «encajar» más con la descripción de Nerón. Uno de los emperadores romanos más crueles con los primeros cristianos.
El mandamiento «No matarás»
El sexto mandamiento de Moíses (el resplandeciente, no el «cornudo»), dice claramente «No matarás». O así, lo hemos pensado desde siempre, ¿no? Pues, podríamos estar frente a uno de los peores errores de traducción de la Biblia.
En hebreo, el texto original dice que no debes tirtsach, es decir, «no asesinarás». Esto quiere decir que, según el decálogo de Moíses, hay una diferencia entre el homicidio intencional y la muerte en el contexto de guerra o justicia. Por lo que, dar muerte a otro ser humano, podría tener sus matices.
¿Y qué habría pasado si los traductores de la Biblia hubieran tenido una app de traducción?
Vamos a hacer un ejercicio de imaginación. ¿Te imaginas que los escribas antiguos hubieran tenido la aplicación de traducción Talkao? ¿Qué hubieran podido escribir un texto en Arameo y obtener su traducción en Latín? Esto lo habría cambiado todo.
Incluso, si en los tiempos de Constantino hubiera existido el traductor cámara actual, no habría habido necesidad de escribir el texto. Sólo con pasarlo frente a un móvil, la app habría traducido el texto en más de 125 idiomas.
Aunque esto te parezca una fantasía infantil, la verdad es que los científicos la están usando en la actualidad. Un nutrido grupo de científicos en todo el mundo están trabajando en corregir los errores de traducción de la Biblia usando tecnología. Con sistemas de traducción y de OCR (reconocimiento de caracteres) los científicos están haciendo una traducción más exacta. Y, ¿sabes qué es lo más impresionante? Que muchos de esos científicos son sacerdotes, rabinos, imanes y pastores del cristianismo, judaísmo e islamismo. Es posible que ahora mismo se esté gestando la mayor revolución lingüística y la corrección de uno de los peores errores de traducción de la historia. Ya veremos.