
La medicina antienvejecimiento está revolucionando nuestra concepción de la vejez y el deterioro asociado a ella. Los científicos han descubierto una serie de estrategias que ayudan a las personas a ralentizar los efectos del tiempo. Especialmente, en la pérdida paulatina de capacidades cognitivas, de memoria y de análisis mental. Y en ello, el aprendizaje de idiomas tiene mucho que aportar.
De acuerdo con una serie de estudios muy profundos, podemos «engañar» al tiempo y retrasar al máximo nuestro envejecimiento. Sólo con tratar de aprender un idioma, ni siquiera con dominarlo por completo, nuestro cerebro puede rejuvenecer. Pero, ¿cómo es posible que una segunda lengua nos ayude a ser más jóvenes? Quédate y descubrirás los misterios de la mente y las maravillas de la medicina antienvejecimiento.
Además, lo más importante, aprenderás cómo el estudio de una segunda lengua ayudará a tu cerebro a cualquier edad.
¿Qué es la medicina antienvejecimiento?
Antes de empezar, es posible que te preguntes, ¿qué hace un post de medicina en un blog de idiomas? Y, es absolutamente válida esa pregunta, pues no solemos asociar el aprendizaje de idiomas con el rejuvenecimiento. Pero, como verás más adelante, está mucho más relacionado de lo que puedas pensar.
Primero, lo primero. Previo a explicarte la relación de los idiomas con la regeneración mental, vamos a ver qué es la medicina antienvejecimiento. Y no, por si te lo preguntas, no es algo así como el Retrato de Dorian Grey. Una poción mágica que nos hace más jóvenes. Es algo mucho más complejo y profundo que la simple apariencia de juventud.
La medicina antienvejecimiento es una especialidad multidisciplinar que estudia los procesos de deterioro físico y mental de las personas. Los científicos han descubierto que el cuerpo humano pierde aptitudes y capacidades con el paso del tiempo. Sin embargo, y he aquí el quid de esta ciencia, es posible ralentizar este proceso natural. ¿Cómo? Fíjate.
«Engañar» al tiempo y retrasar nuestro envejecimiento
Envejecemos con cada día y cada minuto que pasa. De eso no hay duda. No obstante, los científicos se preguntan por qué algunas personas envejecen más rápido que otras. Incluso, hasta hermanos gemelos criados en una misma casa y con la misma carga genética, pueden envejecer de forma diferente. Estas diferencias en el proceso de deterioro han sido uno de los mayores misterios de la humanidad. Desde Nefertiti hasta Ponce de León, hemos buscado incansablemente la fuente de la juventud.
Esta duda continua ha hecho que médicos, psicólogos y especialistas en genética se dediquen a analizar el deterioro progresivo del cuerpo. Estos estudios han avanzado de forma acelerada en los últimos 50 años con grandes resultados. Hoy en día, por encima de rejuvenecer, los científicos han descubierto que sí es posible reducir los efectos de la vejez.
Los estudios han descubierto que ciertos alimentos, fármacos y actividades físicas, pueden ayudar al cuerpo a mantenerse joven. Aún más, los mayores avances están en la mejora del proceso de destrucción de las neuronas. Y de eso precisamente hablaremos hoy.
La fecha de caducidad del cerebro
No hay, y probablemente no habrá, un procesador tan eficaz y potente como el cerebro humano. Sin notarlo, tenemos dentro de nuestra cabeza al ordenador más poderoso del mundo. Además, todos nacemos con el mismo «hardware», es decir, la misma capacidad de desarrollo. La diferencia, y en lo que se concentra la medicina antienvejecimiento, es en el «software». O sea, con lo que nutrimos a nuestro cerebro.
Verás, un cerebro prístino, o dicho de otro modo, un cerebro no cultivado, tiene un límite orgánico corto. El cerebro necesita nutrirse y esforzarse al máximo para que la comunicación entre las neuronas se desarrolle. He ahí, la verdadera fuerza del cerebro, la velocidad y potencia de la comunicación intraneuronal.
Carente de estímulos y sin desafíos, el cerebro «se toma una siesta» y se mantiene sólo con las funciones básicas. Si no le damos al cerebro retos y lo forzamos hasta su máxima capacidad, será como dejar la leche fuera del refrigerador. Se dañará poco a poco hasta que ya no tenga utilidad práctica. Es aquí cuando los idiomas se transforman en una estrategia del antienvejecimiento.

Aprender idiomas… ¿En qué se relaciona con la medicina antienvejecimiento?
Añadido al proceso natural de pérdida de capacidad neuronal, se suman una serie de enfermedades y trastornos cerebrales. Trastornos como el Alzheimer, Parkinson y la demencia senil, se encargan, como una «liga de malvados», de deteriorar nuestro cerebro.
Estos procesos de deterioro orgánico afectan la capacidad neuronal y restan velocidad a la comunicación interneuronal. De manera progresiva, las personas que padecen estas enfermedades, se hacen menos autónomas y con pérdidas cognitivas aceleradas.
Entonces, ¿son indetenibles estos procesos o se pueden revertir? Revertir o eliminar, no son palabras que usan los médicos, pero si usan mucho las palabras «prevenir y ralentizar». Es decir, los científicos creen firmemente que con ciertos cambios conductuales, el cerebro puede fortalecerse para reducir los embates de estos trastornos.
Pruebas hechas a lo largo de los años, han demostrado que quienes realizan actividades mentales, reducen los efectos de deterioro. A medida que llegamos a la vejez, el aumento progresivo de actividades de desafío mental, ayudan al antienvejecimiento.
Y aquí es cuando los idiomas se convierten en el arma y escudo más poderosos contra los procesos de desgaste cerebral. Veamos cómo intervienen de forma directa los idiomas en la protección de nuestra mente.
Un idioma contra el Alzheimer
Hace poco, el Ministerio de Salud francés, alentaba a la población en edad de retiro a aprender una segunda lengua. Los representantes del ministerio eligieron el español como lengua ideal por su similitud con el francés. Ambas lenguas, siendo lenguas romances, pueden tener un aprendizaje más fácil, lo que reduce el estrés y la frustración en el proceso.
Adicionalmente, el español ha probado tener una gramática que permite un pensamiento más estructurado. A diferencia de otros idiomas, las estructuras de construcción de oraciones del español son beneficiosas para el cerebro. Evidentemente, esto no quiere decir que sea la «mejor» lengua o la más idónea. Simplemente, que para otro hablante romance, el español ofrece ventajas cognitivas.
Lo maravilloso del aprendizaje de idiomas como medicina antienvejecimiento y prevención del Alzheimer, es su proceso. No importa si logras hablar el idioma, sólo con hacer el esfuerzo de aprenderlo, es más que suficiente. Este fenómeno no ocurre con ningún otro conocimiento, ni siquiera con actividades más complejas como estudios académicos. ¿Por qué? Veamos.
El Alzheimer como un «depredador» de la memoria
Explicar el proceso médico de deterioro cerebral por el Alzheimer es bastante complejo. Sin embargo, lo podemos simplificar con un ejemplo de la vida cotidiana. Imagina que en tu casa están todas las luces encendidas. Antes de ir a dormir, vas apagando las luces de cada estancia hasta que todo queda en penumbras. Pues bien, de forma muy rudimentaria, esto es más o menos lo que sucede en el cerebro. El Alzheimer va «apagando» áreas del cerebro de forma progresiva hasta que desconecta las áreas más críticas.
Antes de llegar a este punto, este trastorno deteriora las áreas encargadas de la memoria. Comienza con la memoria a corto plazo hasta llegar a lo más profundo de nuestro «disco duro». Es en este momento cuando perdemos la propiocepción, la habilidad física y los procesos de análisis mentales.
Aunque es un proceso que muchos médicos consideran irreversible, sí que coinciden en que puede reducirse su efecto. Además, los análisis de campo han demostrado que puede retrasarse su llegada. Es aquí cuando los idiomas se transforman en clave de la medicina antienvejecimiento y el Alzheimer.
El fortalecimiento de las neuronas como escudo antienvejecimiento
¿Vas al gimnasio? ¿Haces algún deporte? Si es así, notarás que tus músculos comienzan a endurecerse, ganar masa, flexibilidad y resistencia conforme haces más ejercicio. Eso mismo pasa con tu cerebro cuando ejercitas tu mente de manera continua a lo largo de tu vida. Tus procesos neuronales se transforman en un fisicoculturista con una fortaleza y resistencia única.
El aprendizaje de idiomas crea nuevas conexiones en áreas del cerebro que pocas veces utilizamos en nuestra vida cotidiana. En términos muy burdos, es como si creáramos un segundo cerebro. El pensamiento, la memoria y la cognición, comienzan a trabajar de forma dual para pensar y analizar en dos idiomas. Todo, de forma simultánea y casi inmediata.
La comunicación es uno de los procesos más complejos del cerebro humano. No lo notas, porque lo haces a diario y sin «pensar». Pero, dentro de tu cabeza, el cerebro tiene que echar mano a la memoria, la corteza cerebral, la movilidad de tus órganos sonoros y hasta de tus músculos. Este proceso activa el cerebro de manera fantástica y lo hace un atleta de élite.
Con cada idioma que aprendes, estas actividades se multiplican, dándole a tu cerebro una mayor protección. Allí justamente está la relación entre la medicina antienvejecimiento y los idiomas.
No necesitas dominar un idioma para iniciar la medicina antienvejecimiento
Esta es la mejor parte. No necesitas ser bilingüe o políglota para que tu cerebro comience el proceso de protección antienvejecimiento. Sólo con intentarlo, la «magia» se inicia y tu cerebro adquiere habilidades que le permiten auto-protegerse. Fíjate cómo.
La memoria como un banco sin límite de ingreso
¿Alguna vez tu móvil te ha dicho que has llegado al límite de memoria? Es una verdadera molestia. Debes buscar elementos, aplicaciones, fotos y vídeos «innecesarios» para borrarlos. Estos equipos llegan a un punto en el que, para ingresar algo nuevo, debes borrar algo antiguo. Pues, con tu cerebro eso nunca, o casi nunca, pasará.
El cerebro humano tiene una capacidad de memoria prácticamente infinita. No necesitas «borrar» un recuerdo para ingresar uno nuevo. Las personas que tienen la suerte de conversar con sus abuelos saben muy bien de qué estamos hablando. Nuestros abuelos y abuelas tienen la capacidad de recordar hechos que sucedieron en su niñez con absoluta precisión. A ti mismo, puede pasarte que sin ton ni son, recuerdes algo que pasó hace mucho. Y no sabes cómo llegó ese recuerdo a tu mente consciente.
Asimismo, la memoria tiene la impresionante capacidad de mejorar en la misma medida en que está más llena. Como el bolsillo de Doraemon, nuestra memoria pareciera que puede acumular trastos en forma de recuerdos. Pero, para fortalecerla, necesitamos tener conciencia de ella y «forzarla» a activarse. Aprender nuevo vocabulario, gramática y escritura, crea compartimientos nuevos en nuestra memoria y la fortalece.
La corteza cerebral como área antienvejecimiento natural
Sin notarlo, ahora mismo, tu cerebro está ordenando que el corazón lata o se produzca la insulina para procesar el desayuno. Millones de actividades se producen en un día y, la gran mayoría de ellas, sin notarlas. Sin embargo, en lo que se refiere al análisis y el pensamiento, tu mente está plenamente consciente.
Esto sucede por una parte fundamental de tu cerebro, el córtex o corteza cerebral. Es el área cerebral encargada del pensamiento, el proceso analítico, uso de los recuerdos y las actividades que nos definen como humanos. El aprendizaje sería imposible sin una combinación de los bancos de memoria y la corteza cerebral.
Parte del estudio de la medicina antienvejecimiento y los idiomas está en la relación que existe con el córtex. Los idiomas ayudan a agilizar la velocidad con la que piensas y, cuando aprendes un nuevo idioma, esta velocidad se multiplica. Y no, no importa cuán bueno seas hablando inglés o chino mandarín. Para el antienvejecimiento cerebral, lo importante no es el resultado, es el proceso previo. Quizá uno de los pocos lugares en los que se premia el esfuerzo y no el lugar en el podio de campeones.

La tecnología de traducción como aliada del antienvejecimiento
Ya lo hemos dicho otras veces, pero es un elemento ineludible e innegable. Nuestro cerebro es un gran vago. Sí, hay que admitirlo. A menos de que exista una verdadera necesidad, el cerebro prefiere entrar «en reposo» y ahorrar toda la energía posible. Además, es bastante temeroso de lo desconocido y, muchas veces, para protegerse, crea fobias e incapacidades artificiales.
Estas mismas incapacidades las reforzamos de manera involuntaria cada día. Cuando decimos cosas como «perro viejo no aprende trucos nuevos» o cosas por estilo, realmente le hacemos el juego al cerebro. Para este gran flojazo, sería mejor que te sientes frente a la tele o hagas scroll infinito a tus redes sociales. El esfuerzo y todo lo que sea nuevo, le parece algo peligroso y que prefiere no hacer.
Sin embargo, un elemento que han descubierto los científicos, es que el cerebro suele ser más abierto en la medida que se sienta más seguro. Es decir, si tienes un «bote salvavidas» cerca, el cerebro es capaz de permitirte hacer nuevas aventuras.
¿Cómo ayuda la tecnología al aprendizaje de idiomas como estrategia antienvejecimiento?
Es por esta razón que, en lo relacionado al aprendizaje de idiomas como antienvejecimiento, la tecnología juega a tu favor. Contar con recursos tecnológicos que sirvan de soporte al aprendizaje, hará que tu cerebro tenga mejor actitud. En este contexto, las herramientas de traducción son esenciales.
Las aplicaciones de traducción de Talkao, te dan la posibilidad de contar con un aliado que te ayudará a mejorar tu aprendizaje. Podrás acudir a ellas si necesitas traducir un texto o saber como se dice una palabra. Además, podrás aventurarte a aprender nuevos alfabetos con la ayuda de tecnologías como el traductor cámara.
Estas aplicaciones de uso intuitivo y sencillo, son una herramienta invaluable a la hora de aprender un nuevo idioma. Así, podrás dare a tu cerebro la estabilidad de una «red de protección» que le ayudará cuando lo necesite. De este modo, tu proceso de antienvejecimiento con los idiomas será cada vez más sencillo, divertido y beneficioso.
Antes de despedirnos, te dejamos este dato curioso: ¿Sabes que estaba haciendo Albert Einstein antes de morir?… ¡Aprendiendo latín!